Después de algunos contratiempos iniciales, los participantes (Luisa, Roberto y Pablo) en la actividad de observación en la Rygaards Skole de Copenhague ya estamos instalados y participando en la vida académica de la escuela.
Antes de hablar de los asuntos puramente educativos merece la pena que cuente algo sobre dichos contratiempos.
El viaje empezó bien, aunque el coche de alquiler era más pequenyo (perdón, no hay enye en el teclado danés, sino la letra æ) de lo esperado. En Munich, cancelaron la conexión a Copenhague. Finalmente nos consiguieron desviar por Düsseldorf para llegar a Copenhague con cuatro horas de retraso sobre el horario previsto. Avisamos del retraso a nuestro contacto Erik Schwartz, coordinador internacional de la comunidad escolar de Gentofte, que nos iba a recoger al aeropuerto, y al duenyo de la casa de alquiler.
La casa no respondió a las expectativas y nos mudamos a un hotel al día siguiente.
El lunes por la manyana el director, Nigel Fossey, nos explicó brevemente el funcionamiento de la escuela.
La Rygaards Skole es una escuela privada de confesión católica con subvención estatal que tiene una sección internacional con clases íntegramente en inglés y una sección que sigue el sistema educativo danés. La sección internacional, a la que asistimos nosotros, sigue el sistema educativo británico con sus A-, B- and C-levels y prepara a sus alumnos para las pruebas internacionales IGSCE (Exámenes de Certificación Internacionales de Ensenyanza Secundaria) de Cambridge. Estos exámenes tienen lugar cada dos cursos, al término del curso 9 (segundo de ESO) y del curso 11 (cuarto de ESO). Según el director, no es una escuela de élites, aunque se le acerca bastante, pues el perfil del alumnado es muy alto. Les interesa que los alumnos tengan muy buen nivel puesto que el objetivo es superar estos exámenes, sobre todo los del curso 11. No les interesa tener alumnos con dificultades, pues, aunque alguno puede haber. El tipo de alumnado, de 60 nacionalidades distintas, responde a hijos de expatriados que pasan unos anyos en Dinamarca por trabajo y luego se mudan a otro país, donde continuan estudios en el mismo sistema y pasan al bachillerato internacional. Huelga decir que las clases en la sección internacional se desarrollan íntegramente en inglés.
Tras una vuelta por las instalaciones (un edificio de 100 anyos que recuerda a la escuela Hogwarts de Harry Potter) nos presentaron rápidamente a los profesores de acogida y asistimos a un par de clases.
Allí confirmamos nuestra impresión inicial: más que un centro con un programa bilingüe, el Rygaards es una burbuja de inglés; en clase, en la sala de profesores y en los pasillos sólo oyes esa lengua. La mayoría de los profesores, con alguna excepción, son nativos en inglés (británicos, estadounidenses, australianos, sudafricanos, etc) o daneses con dominio absoluto y la mayoría de los alumnos dominan con soltura el inglés o son directamente nativos o bilingües (de verdad). Es decir, no se parece nada a nuestro instituto y tampoco se puede hablar estrictamente de metodología CLIL porque no es necesario usar estrategias de aula específicas para hacer más accesible el conocimiento.
El nivel académico es altísimo, especialmente en matemáticas, superior al equivalente danés. Se busca la excelencia, en realidad, ya que una vez asumido que el alumno con problemas es más bien una molestia y no interesa en este colegio, los alumnos que hay aquí llegan muy lejos académicamente hablando. Esto es lo que les interesa a los padres, que ponen unas expectativas muy altas en esta escuela. De hecho, esta semana hay por las tardes Parents Conference, reuniones conjuntas de todos los profesores con los padres en las que se les expone la situación de sus hijos.
En cuanto a la disciplina, hay silencio casi sepulcral excepto cuando los alumnos bajan las escaleras para ir al recreo. No hay gestión del aula, prácticamente. El profesor no necesita emplear tiempo y esfuerzo en matener el orden, por lo que aprovecha el 100% de los 45 minutos que dura cada sesión. Me llama la atención que el profesor (por lo menos en las clases a las que asistimos) no da un respiro al alumno en todo ese tiempo. Los alumnos son disciplinados, tranquilos y trabajan en silencio (¿existe esto de verdad?), lo cual te obliga a preguntarte continuamente qué nos pasa en Espanya con el ruido y el orden. Ya sé que esto es una burbuja ideal de alumnos seleccionados en unas élites, pero las preguntas siguen ahí rondando la cabeza. Y te obligan a girarla hacia la familia y la sociedad. No quiero seguir por ahí.
El horario es amplio, de 8.05 a 15.30, con varias pausas. Los profesores imparten un número variable de clases a la semana, de 25 a 28 horas de 45 minutos.
Los profesores disponen de varias salas amplias para tomar café, descansar en sofás, trabajar en ordenador, etc. También en estos espacios la tranquilidad, el ambiente de trabajo y el silencio son notorios. Diferencia cultural, claro, seguro. Habría que ver una escuela del sistema público danés para comprobar si se reproducen estos patrones. Sería interesante.
Lo del silencio me parece envidiable, pero en un centro como ese no me sorprende. Espero que vaya todo fluido y que os sintáis bien acogidos por los profesores y alumnos. Recordad que si están interesados en un intercambio, nosotros encantados.
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